Meditación del día de hoy (causa y efecto).

Por momentos me canso de cansarme.
Pero en la mayoría de los casos los resultados son buenos. O tal vez, si se lo mira con ojo crítico y recto, un acto idiota.
Solo tendría que controlar un poco más las emociones, para no hacer tan directos los quiebres en las coyunturas; para dejar de tener que arrepentirme de una parte cuando seguramente el progreso está llegando.
El problema básico es la gente que. Aunque probablemente también el problema sea yo.
Es que cuando las cosas no son como tienen que ser, están mal hechas. Tanto lo digo por mis acciones, por mi reposo y por mis desmanes, como por la poca honestidad, el dogma de la superioridad, las infinitas leyes cohechadas impunes, por la burla de quien se siente un poco superior, por los jueguitos que propone alguna gente que se cree dinámico en los terrenos de la jugada y la mala pasada. Y seguramente lo sea, porque por eso juega.
La cuestión es que los lugares estancan, y cuándo uno no entiende tantas cosas lo hacen de forma masiva, entonces una de esas mañanas en que además de tener ansiosas ganas de explotar en tantos lugares a la vez, se da cuenta que se peleó consigo mismo. La tarde anterior. La noche anterior. Esa misma mañana.
Esos son los días que sirven para sacar conclusiones, las matinales por supuesto son las apresuradas. Pero el día mejora con el correr de las horas, y se vuelve pensativo, incesante, decide que hacer con lo que esa mañana comenzó.

Luchin