2/2/11

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Girando ruletas a los ponchazos camina el ciego en la cuerda floja entre la victoria y el sabor amargo de la derrota. Esos ojos son dosis de paz, pero no hay droga capaz de calmar la suerte de sentimientos encontrados a la que nos obliga este mundo civilizado. Una bola de consumo que irrita y lastima. Y esos ojos siempre tan sensatos.

Luchin