Eternamente seguirán habiendo casos que pueden ser tomados por la prensa para proponer el título que tanto les conviene, "Tragedia y milagro".
Si vamos al diccionario vamos a encontrarnos con una realidad un tanto distinta, estamos confundiendo el término tragedia con consecuencia.
Es verdad que fué un infortunio. Pero hubo quienes supieron que en esas condiciones los trabajadores estaban totalmente expuestos al riesgo de perder la vida.
Como en tantos otros puestos de trabajo en los que una empresa que factura por millones y gasta solo miles en sus empleados el problema salta a la luz. Lamentablemente, los medios de comunicación con los que hoy contamos en este panorama de libre expresión enredado con la manipulación de la información para uno o varios intereses, pusieron énfasis en la historia de estos treintitres desafortunados, en vez de comprometerse con la causa e intentar evitar que otros corran la misma suerte, o simplemente desenmascarar a quienes están en la cima de estos proyectos tan ambiciosos que aún no aprenden a respetar la vida.
Estas situaciones no dejan de existir cuando todos son rescatados, ni tampoco cuando los dejan de lado porque ya no generan puntos de rating. Entonces no creo en "la tragedia y el milagro".
En lo que si creo es en el amarillismo y el olvido.
Lástima me da la gente que no ha sabido darse cuenta de que a esta historia le faltó la mitad del final feliz.
Luchin
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