31/8/10

Respeto, por uno y por todos.

Que no somos libres ya es una afirmación,
una atroz realidad.
Viene de siglos y siglos, y desde el principio de los tiempos; desde la "intervención divina" que fue la creación.
Que somos esclavos entonces está claro, tal vez nuestra amarradura al sistema no sea el significado literal de la palabra; pero es evidente.
Con esto no es que esté creando una nueva hipótesis de los acontecimientos y nuestra verdad, ni tampoco exponiendo una solución relevante. Pero dentro de esta cárcel, y sin discurrir en el régimen en el que estamos inmersos, todos creemos en nuestra libertad, la libertad de elegir, hacer, y razonar.
Confiamos ciegamente en ella, en nuestro poder de elección, y es tan pero tan inconsciente el hecho de dar por sentada nuestra voluntad que en muchos casos no estamos frenándonos a reflexionar. Diariamente concurrimos a lugares y hacemos cosas que creemos totalmente personales, u otras que creemos hacerlas por nuestra voluntad de respetar a los demás. El abuso de respeto que algunas personas requieren hace que perdamos, por completo, nuestra libertad.
Respetar, si.
Ser respetado, también.

Luchin

No hay comentarios:

Publicar un comentario