28/7/09

Sentirse Indignado.


La ira recorriendo la sangre,
justo en ese instante,
en que invade la tristeza al ver los ojitos
de dos niños tan chiquitos
golpeando una puerta que se vuelve una frontera,
que separa el calor de un hogar,
de la calle fría y despiadada.
Es ahí cuando se narra esa larga lista de preguntas crueles para los adentros:

"¿Como pasaran la noche esos chicos?
¿como la habrán pasado anoche mientras todos mirábamos nevar por la ventana de nuestras casas?
¿Cuánto tiempo llevaran caminando y pidiendo comida?
¿Cuantos hermanos serán?
¿De quien es culpa todo esto?
¿Por que se gastan millones en guerras?
¿Por que el santo de los santos es dueño de un estado? (el mas rico del mundo)
¿Cuantos habrá como ellos en este momento caminando por las calles del mundo?"

Difícil puede resultar contestar a todas esas preguntas,
aunque la sensación de saber la respuesta es la que nos hace sentir...¿culpables tal vez?
Esa ultima, complicada y dolorosa pregunta, cuya respuesta instantánea es "No",
y después de la que nuestro cerebro por alguna razón desconocida,
alguna alineación de estrellas y planetas, o la simple conveniencia,
decide cambiar de tema.
Entonces por mas simpleza que contengan las respuestas,
casi nunca se llega a ellas.
Por lo tanto...
Por lo tanto que tienen algunos pocos,
son unos cuantos los que tienen poco,
así de redundante como suena.
El egoísmo ha sabido llegar donde debía,
al centro del corazón del hombre,
lugar que parece se ha vuelto inmune
al favoritismo, la inmoralidad y el abuso.


Luchin

foto: http://www.flickr.com/photos/notedelires

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