2/9/12

Proteger, he aquí un árbol.

En el interior de cada cosa,
he ahí su energía; su esencia y sabiduría.
 En el interior de las cosas, he ahí lo verdadero, lo real. 
Que por fuera un árbol rugoso será solo corteza,
 Que en su interior fluye en todas direcciones la vida. 
Tan antigua raíz, veraz compañera de la existencia,
 perforando con soplidos de aire puro el paño fino de la perpetua creencia.
Plagados los bosques del alma abarrotados de gusanos en cicatrices de mármol.
Los peces mueren en el agua sin oxigeno.
No hay paso que no marque el destino y la suerte desdichada de haber nacido humanos;
confundidos.
Y la estrecha desdicha al costado derecho del enigma paralizado por la muerte, la sangre y el humo
que acompañan la catarsis evidente de un adentro misterioso
con poco aire, grandes heridas.
Tan funesta como grotesca y cobarde manera de no valorar la vida.


 Luchin

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